Mil razones en mi vestidor: Viajes de desconexión

¡Buenos días! ¿Cómo ha ido vuestro puente? El mío ha sido básicamente descansar, comer, beber y eso sí, hacerme miles de kilómetros. Después de los tremendos atascos de la semana pasada en Madrid, que es cierto que acabaron conmigo, me escapé para desconectar unos días al norte. Finalicé mi viaje en San Sebastián, una ciudad maravillosa a la que siempre me gusta volver. ¡Qué belleza toda ella! Es de mis lugares favoritos y hoy os voy a hacer un recorrido de los sitios a los que me gusta ir cuando voy. Mañana os mostraré más al detalle el look que llevé para el viaje.

Pasear por la playa de La Concha es algo que debería ser obligatorio además me encanta ver cuando sube la marea y la deja prácticamente inexistente de arena. Me enloquece caminar por sus calles del casco antiguo y tomar pintxos hasta casi reventar. No lo puedo poner más sutil, quien haya estado me entenderá... tremenda la manera de comer y de beber en San Sebastián ¡Está todo rico! Y yo después de haber adelgazado unos kilos he tenido la suerte de no poder decir que no a nada. Llegar hasta el Museo San Telmo es una ruta perfecta a la hora de comer si es que no has reservado en ninguno de sus restaurantes que también es una opción. Nosotros como somos muy sobre la marcha decidimos ir de tapas ya que los restaurantes estaban llenos en este puente. No cabía un alfiler, no sabéis que cantidad de gente por la calle ¡Y todos comiendo! Que alegría el norte...

El postre lo reservo para una pastelería que hay justo detrás del ayuntamiento haciendo esquina. Perdonad que no me acuerde del nombre pero creo que igual sería incapaz de aprenderlo de memoria (léase la ironía y el sentido del humor). Me gustan desde los batidos de chocolate con nata hasta sus recién hechos turrones. Sí, he pecado ya en pleno Octubre, quien me conoce sabe que el dulce es una de mis pasiones. A media tarde que mejor que tomar algo en el Hotel Maria Cristina, todo un lugar emblema de la ciudad y donde se hospedan las estrellas del cine cuando vienen a la entrega de premios del Festival de San Sebastián. De allí al Kursaal no hay nada puesto que está enfrente. Sus salones impresionan y su majestuosidad es asombrosa. Un hotel lleno de encanto y también de historia.

Por último si tenéis niños no podéis dejar de visitar una de las tiendas más bonitas y para mí con más gusto de todo el norte. Se llama Irulea y es la misma que vistió a la hija de los Duques de Cambridge el día de su presentación al mundo. Los patucos que os muestro son de su escaparate. Toda una lástima que estuviera cerrada para poder hacerles una visita. Os dejo con algunas imágenes que se han quedado grabadas en mi retina para siempre. Esta ciudad tiene algo especial... desde sus gentes hasta su luz o su manera de disfrutar... Ojalá te vuelva a disfrutar muy pronto. Mil besos en el corazón, mañana más.